JOSE HERMOSO SIERRA OPINA

Irreverente agnóstico, iconoclasta

Nombre: josejhermososierra
Ubicación: Venezuela

sábado, julio 12, 2008

SIMON DIAZ ¿ARAGUEÑO?


Barbacoas fue fundada con el nombre San Andrés de Aricapano de Barbacoas. Desde fines del siglo XVII se conoció a este lugar con el nombre de Partido de Aricapano y en 1712 es fundada por el padre Jerónimo Rebolledo, propietario de tierras en las inmediaciones, quien recogió a indios caribes, píritus y otros que deambulaban por las orillas del río Guárico. Posteriormente se despobló y hubo otras refundaciones. Barbacoas, en Venezuela es un vocablo indígena que designaba a enramadas o tarimas donde dormían los indios o guardaban utensilios. En Colombia, perteneciente a la jurisdicción de Nariño, próximo a Pasto y a corta distancia de Junín, donde ocurrió la célebre batalla, también existe una población denominada Barbacoas, pero su nombre proviene de una tribu que habitó la zona. También denominan barbacoa una especie de parrillera para preparar carnes al fuego abierto. Pero me voy a dejar de definiciones, lucubraciones y exhibiciones culturosas para hacer una pregunta: Si una persona nació en un pueblo del Estado Guárico y luego ese pueblo por cuestiones administrativas, se convierte en un pueblo que pertenece a la jurisdicción del Estado Aragua, esa persona es ¿Guariqueña o Aragüeña?. Eso exactamente ocurrió con el personaje al cual presto hoy atención: Simón Díaz. Nació en Barbacoas, que para la época pertenecía al Estado Guárico, el 8 de agosto de 1928, a las 8 de la mañana del día 8 del mes 8 del año 1928, es uno de los 8 hijos del maestro Juan y Doña María, razón por la cual se dice que está marcado con el número 8. Decidió radicarse en San Juan de Los Morros, localidad a la que llamó “su terruño”. San Juan de los Morros, capital del estado Guárico aún hoy día no es cosmopolita, a pesar de que muchos de quienes podrían ser becerreros son buhoneros o con mayor elegancia, comerciantes informales y en lugar de utilizar su voz y oído musical para encantar a las vacas y prepararlas para el ordeño, se limitan a gritar: “Acabe con los ratones. Lleve Campeón, dos pasitos y la novedad en matanza: La Ultima Cena”. Simón Díaz, en un llano aromatizado con el olor del corral al momento del ordeño, enmarcado en el mugir de los animales y el canto del ordeñador, descubrió que su camino era la música. Largo fue el camino. Además de becerrero fue muchacho de mandados, repartidor de una bodega, vendedor de diversas cosas, pero siempre con una idea entre ceja y ceja: La música. Una pequeña orquesta de fin de semana fue su inicio. Acarreando las sillas de los músicos, acomodando los atriles, ajustando el sonido y llegando a cantante suplente fue adquiriendo los conocimientos elementales para el papel que luego desempeñaría. Decidió aventurarse a Caracas. Seguramente llega Simón aesa ciudad, montado en un autobús con carrocería de madera y cargando una raída maleta de cartón. Una Caracas de 1948 que empieza a crecer. Se ha construido la urbanización el Silencio y se inician las obras de la Ciudad Universitaria. Comenzando ese año se ha proclamado a Rómulo Gallegos, otro amante del llano, Presidente Constitucional de Venezuela, recibiendo el mando el 15 de Febrero. Solo ocuparía la silla presidencial hasta noviembre. Cumplía Simón apenas los 20 años pero para esa época muchos de igual edad eran responsables padres de familia. Aprovecha lo cosmopolita de la creciente ciudad para adquirir importantes conocimientos musicales. Y ¿Cuál mejor maestro que Vicente Emilio Sojo y mejor escuela que la Escuela Superior de Música José Angel Lamas, en pleno corazón de Caracas. Ingresar a esa escuela no era fácil. Había que someterse a un estricto examen del maestro Sojo quien de entrada pedía al aspirante, mientras interpretaba alguna melodía, hacerle la segunda voz. Indudablemente Sojo, un recopilador incesante de nuestra venezolanidad musical fue de notoria influencia para que ese alumno, proveniente del llano, transformara y magnificara un aire musical único, con características especiales. Un canto de trabajo que en voz del ordeñador acompañaba su trabajo madrugador: La Tonada

Indudablemente Simón Díaz está entre los más importantes músicos, compositores e interpretes de lo popular venezolano. Su obra ha trascendido e importantes artistas como Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Danny Rivera, Caetano Veloso, Ednita Nazario, Cheo Feliciano, Gilberto Santa Rosa, Franco De Vita, Mirtha Pérez, Mirla Castellanos y prácticamente lo mas granado de la música venezolana han interpretado sus composiciones. La coreógrafa alemana Philippine (Pina) Bausch, considerada la figura internacional más importante de la danza contemporánea, incluyó algunas tonadas de Simón Díaz para musicalizar su obra "Nur Du" (Solo tú) y el cineasta español Pedro Almodóvar incluyó, cantado por Caetano Veloso, Tonada de Luna Llena en la banda sonora de su película "La Flor de mi Secreto". En 1964 al cineasta venezolano Clemente de la Cerda realiza el rodaje de la película Isla de Sal con la finalidad de promocionar a los artistas populares musicales Lila Morillo, Simón Díaz y Hugo Blanco. La película contó con la participación de Efraín de La Cerda, Orangel Delfín y Doris Wells. Fue la primera película en la que participa este venezolano ejemplar.

El teatro, el cine y la televisión son sus escenarios. Da a conocer su innato humorismo, carente de vulgaridad, proyectándose en los años 60 como uno de las mejores de Venezuela. En su dilatada vida ha sido protagonista de tres obras de teatro y cinco películas de largo metraje, productor y conductor de doce programas de televisión diseñados para promover la música venezolana. Mantuvo la conducción por veinticinco años de “Criollo y Sabroso” un programa de radio dedicado al folklore y la música venezolana. Destacó también en un programa infantil dedicado a los niños, “Contesta por Tío Simón” destinado a la enseñanza y promoción de la cultura popular orientado hacia los niños con una permanencia de 10 años en el aire. Surge allí su apodo El Tío Simón. Asociado con su hermano Joselo, participó en un programa de larga trayectoria: “Coplas, Rumbos y Canciones” eterno compañero en mi transitar por gran parte de las carreteras venezolanas. Su producción discográfica supera los 70 discos. Compartió el escenario con artistas como Mario Moreno "Cantinflas", Plácido Domingo, Lucho Gatica, Marco Antonio Muñíz, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, y Atahualpa Yupanqui, entre otros. Ha sido condecorado merecidamente con los premios más importantes que se otorgan en Venezuela en materia musical. El presidente de la República Doctor Rafael Caldera le otorgó La "Orden del Libertador en su primera clase “Gran Cordón", constituyéndose en el único artista nacional al que se le haya impuesto dicha distinción. Ha representado a su país en Francia, Inglaterra, España, Polonia, Hungría, Irak, Estados Unidos, México, Panamá, Puerto Rico, Ecuador, Chile, Brasil, Cuba y Colombia.

Conocido internacionalmente por ser el autor de "Caballo Viejo", difundida por Julio Iglesias con el título Bamboleo, han sido intérpretes de Simón Díaz, Ray Connif, Julio Iglesias, Plácido Domingo, Celia Cruz, Rubén Blades, Gipsy Kings, Tania Libertad, María Dolores Pradera, Armando Manzanero, Barbarito Diez y Martirio, convirtiéndose así en uno de los compositores de mayor valía en el mundo hispano parlante. Ha merecido que la cadena televisiva A & E Mundo presentase en septiembre del año 2004 en su espacio “Biography” la vida de Simón Díaz la cual ha sido repetida en un par de oportunidades. Los reconocimientos a Simón Díaz han sido múltiples habiendo recibido en cuatro ocasiones el doctorado Honoris Causa.

En el famoso portal Facebook José Rodríguez ha iniciado una campaña para la nominación de Simón Díaz al premio de la Excelencia Musical del Grammy Latino. Inició esta campaña el 12 de mayo del presente año con la siguiente presentación:“Simón Díaz representa una voz inconfundible de la idiosincrasia del latinoamericano en el mundo”. “El hecho de que sus canciones hayan sido grabadas e interpretadas por tantos artistas, de tantos géneros distintos confirma lo universal de sus letras y lo fácil que resulta para cualquier ser humano relacionarse con su mensaje”

El más reciente homenaje se llevó a cabo en mayo del presente año en la población de San Diego, situada a corta distancia de Valencia. (Carabobo). La proposición unánime por parte del presidente de la orden Ciudad de San Diego, el alcalde Vicenzio Scarano, el canciller secretario de la orden Ronald Lugo, Luis Cisneros Croquer, director de Relaciones Institucionales, José Zamora, concejal del municipio y Julio Centeno Rodríguez, cronista, coincidió en conceder la orden Ciudad de San Diego, en el rango de Gran Oficial Primera Clase a Simón Díaz por su extraordinaria contribución a la música autóctona, su dedicación a la Paz, su labor pedagógica orientada hacia los niños de Venezuela y su reconocida vocación de servicio público que constituyen un ejemplo para las nuevas generaciones y una honra para la patria. El premio se le otorgó al realizarse el Primer Festival de Música Valles de San Diego. El comienzo de este merecido homenaje estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Carabobo, dirigiéndola el maestro José Calabrese, con unos especiales arreglos conformados por las principales composiciones del homenajeado quien no se conformó con subir al escenario para recibir la orden: Cantó, recitó, versificó y narró muchas de sus vivencias. Expresó: "Hay mejores cantantes en Venezuela y en el mundo, mejores cantantes jóvenes, pero de la edad mía..Ay papaíto!!!!". Como era de esperar, el público lo aclamó hasta el delirio, mientras Doña Betty, su esposa se henchía de justificado orgullo

“Caballo Viejo” es una de las canciones venezolanas más famosas en el mundo entero. Tiene 350 versiones y traducción a 12 idiomas. Es Simón Díaz un innegable ejemplo de un venezolano que ha luchado para superarse y llevar muy en alto el nombre de su país. Ejemplo que cada venezolano en su desempeño debe emular.

José Hermoso Sierra
Julio 2008

sábado, julio 05, 2008

Guzmán Blanco y los falsos próceres

LOS FALSOS PROCERES

Dentro del cúmulo de tesoros que sobre la acera exhibía un librero en una de las esquinas de Maracay encontré algo verdaderamente apasionante, al menos para mí, amante de la historia y voraz lector de autores desprejuiciados. El título de la obra es “Un irlandés con Bolívar” y su autor Francisco Bourdet O´Connor. Un agregado al título, que resume su contenido señala: “Recuerdos de la Independencia de América del Sur en Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú y la Argentina por un jefe de la Legión Británica de Bolívar”. La obra fue escrita en 1869 y su primera edición se imprimió en Tarija, región boliviana dolor de cabeza actual para Evo Morales. Evidentemente, para el momento en que se escribió, los recuerdos de O´Connor eran frescos y lucen imparciales. Su admiración y respeto por Simón Bolívar y Antonio José de Sucre son evidentes aunque sin caer en el mal sabor de la genuflexión. ¿Cuál es el valor de esta obra? Por supuesto no es grandiosa como ejemplo de literatura. Es valiosa por la historia menuda que vierte en sus páginas, por la exposición a las tristes realidades enfrentadas por Bolívar y Sucre; las traiciones, las hipocresías, las imposturas de los que más tarde, siendo triunfadores, se convirtieron en héroes tras la manipulación de “escribidores” u oradores adulantes o de congresos nariceados.

Recuerdo cuando en mis estudios de primaria me obligaron a leer Venezuela Heroica de Eduardo Blanco. Montados en el techo de la casa de mi compañero Arturo Liendo, tras leer alguna de las narraciones, aún siendo unos niños, nos reíamos de las mismas. Parecía el asunto un restaurante de chinos actual. Yeso y plástico. Un verdadero ditirambo para emular los no menos exagerados clásicos griegos que, vaya mala suerte, tendríamos que digerir en el bachillerato. ¿Alguna vez hemos buscado el origen de los títulos que han endilgado a nuestros presidentes, militares y supuestos héroes? ¿Quién se los ha otorgado? Valiente ciudadano, Gran Demócrata y hasta un “mariscalato” (proviene de Mariscal, como generalato proviene de General) para Falcón, que como militar nunca fue gran cosa. Pero creo que el colmo de los elogiados fue Antonio Guzmán Blanco, trasladado al Panteón Nacional, monumento funerario donde se mezclan los que son y los que no son; donde Bolívar y otros deben sentirse tan incómodos que tal vez en el más allá se comunicaron con Miranda para que no permita que se encuentren sus restos y los coloquen en ese lugar.

Guzmán Blanco fue el gran depredador del tesoro nacional. Quienes le alaban mencionan como su logro más valioso la implantación de la educación pública. Pero ¿en realidad la implantó? Porque que yo sepa la educación fue elitesca y escasamente difundida hasta la llegada de Medina Angarita al poder. Venezuela carecía de escuelas y quien vivía en un pueblo del interior no tenía otra oportunidad que mudarse a la capital del estado para completar su primaria o hacer ingentes sacrificios si quería tener una carrera universitaria porque solo dos o tres ciudades contaban con ese recurso.

Su denominado “quinquenio” iniciado en 1879 lo inaugura con el entreguista Protocolo Rojas-Pereire. En los medios públicos financieros tal convenio resultó un escándalo de gran magnitud y motivo de burlas para nuestra nación. Con este protocolo le entrega al financista franco-portugués Eugene Pereire, con el fin de ser colonizadas por inmigrantes, la totalidad de las tierras baldías que se necesitasen. No bastando con esto le cede; descubiertas o no, las minas de oro, plata, y plomo así como yacimientos de guano, kaolín y asfalto. La exclusividad en la explotación única y exclusiva de los bosques del Amazonas, la colonización de las islas venezolanas en el Caribe, el monopolio de la navegación de los ríos Orinoco, Apure, Arauca. Como si esto era poco, también se le autorizó a fundar la Casa de la Moneda, una fábrica de explosivos y docenas de cosas más. Por supuesto, la magnitud de tal empresa requería inmensos capitales con los cuales no contaba el franco portugués y el asunto se fue al fracaso, aunque Guzmán se llevó entre las garras algún beneficio.

Como buen patriarca en 1883 cede al norteamericano Horatio R. Hamilton, marido de una sobrina, la concesión para explotar el lago de asfalto de Guanoco. Hamilton no la explota. Simplemente la negocia en Nueva York. Esta fue la posteriormente denominada The New York & Bermúdez Co. que más adelante, aliada con el General Matos, trató de derrocar a Cipriano Castro de la presidencia del país. Por supuesto, todos sus familiares cercanos se enriquecieron. Su egolatría le llevó a lograr el matrimonio de sus hijas con nobles venidos a menos, atraídos no por la belleza de las damas sino por la fortuna del futuro suegro.

En 1877 Guzmán se va del país. Deja la presidencia en manos del turmereño Francisco Linares Alcántara, uno de sus incondicionales. Nada más irse, comienza Linares a quitarle el piso. Pero Guzmán cree tener asegurado su futuro. Vive en un lujoso palacio construido en la Calle Copérnico de París, donde dilapida su fortuna y hace gala de su inmensa vanidad, molestándose cuando acude a un restaurante e ignorante del francés, pretende que el maitre le lea la carta de condumios en castellano. Pero antes de regresar a Venezuela, actuando como Ministro Plenipotenciario modificó el acuerdo de laudo arbitral firmado con los colombianos que habría de someterse al arbitraje del rey de España, ampliando las facultades de este en la toma de decisión, cambiándole funciones desde juez de derecho a juez de hecho, cambio considerado por analistas del tema como un gravísimo error que al final fue desfavorable para Venezuela

María Elena González Deluca investigó su fortuna, Guzmán documentaba sus bienes con precisión, y la historiadora le consideró el venezolano más rico del siglo XIX. Pero esto no le bastó. Venezuela entera supuestamente le rendía honores y un inventario de la época lista su egolatría: El estado Mérida se denominó Guzmán. Había en el plano de Caracas de 1875 la esquina de Guzmán, el puente Guzmán Blanco, la Calzada Guzmán Blanco, la calle Ilustre Americano, La escuela Federal Guzmán Blanco, el Paseo Guzmán Blanco y la Plaza Guzmán Blanco. Existían además, haciendo alusión a sus campañas militares la Plaza de Abril y el Campo de Abril. Guzmán Blanco también era el nombre del acueducto, complementándose con dos estatuas, una ecuestre en los altos del Calvario y una pedestre, frente al Capitolio Federal. Contaba además con los títulos Héroe de Abril, Ilustre Americano, Autócrata Civilizador, Regenerador de Venezuela, además de miembro de la Academia Venezolana de la Lengua y designado su primer director, cuando como señaló Pino Iturrieta solo se destacó por las amorosas cartas que escribió a su esposa de quien por cierto tomo sus nombres para las iglesias gemelas Santa Teresa y Santa Ana ubicadas en Caracas. Sus restos se depositaron en el Panteón Nacional en Agosto de 1999. Pero, ¿saben ustedes como le apodaba el pueblo? Simplemente el Gran Manganzón. Escribo estas letras próximo al cumpleaños de Guzmán. El 28 de julio será el cumpleaños de Guzmán. Ojalá que el Panteón Nacional no se constituya en un teatro de la manipulación.

José Hermoso Sierra
25-07-08