JOSE HERMOSO SIERRA OPINA

Irreverente agnóstico, iconoclasta

Nombre: josejhermososierra
Ubicación: Venezuela

sábado, julio 12, 2008

SIMON DIAZ ¿ARAGUEÑO?


Barbacoas fue fundada con el nombre San Andrés de Aricapano de Barbacoas. Desde fines del siglo XVII se conoció a este lugar con el nombre de Partido de Aricapano y en 1712 es fundada por el padre Jerónimo Rebolledo, propietario de tierras en las inmediaciones, quien recogió a indios caribes, píritus y otros que deambulaban por las orillas del río Guárico. Posteriormente se despobló y hubo otras refundaciones. Barbacoas, en Venezuela es un vocablo indígena que designaba a enramadas o tarimas donde dormían los indios o guardaban utensilios. En Colombia, perteneciente a la jurisdicción de Nariño, próximo a Pasto y a corta distancia de Junín, donde ocurrió la célebre batalla, también existe una población denominada Barbacoas, pero su nombre proviene de una tribu que habitó la zona. También denominan barbacoa una especie de parrillera para preparar carnes al fuego abierto. Pero me voy a dejar de definiciones, lucubraciones y exhibiciones culturosas para hacer una pregunta: Si una persona nació en un pueblo del Estado Guárico y luego ese pueblo por cuestiones administrativas, se convierte en un pueblo que pertenece a la jurisdicción del Estado Aragua, esa persona es ¿Guariqueña o Aragüeña?. Eso exactamente ocurrió con el personaje al cual presto hoy atención: Simón Díaz. Nació en Barbacoas, que para la época pertenecía al Estado Guárico, el 8 de agosto de 1928, a las 8 de la mañana del día 8 del mes 8 del año 1928, es uno de los 8 hijos del maestro Juan y Doña María, razón por la cual se dice que está marcado con el número 8. Decidió radicarse en San Juan de Los Morros, localidad a la que llamó “su terruño”. San Juan de los Morros, capital del estado Guárico aún hoy día no es cosmopolita, a pesar de que muchos de quienes podrían ser becerreros son buhoneros o con mayor elegancia, comerciantes informales y en lugar de utilizar su voz y oído musical para encantar a las vacas y prepararlas para el ordeño, se limitan a gritar: “Acabe con los ratones. Lleve Campeón, dos pasitos y la novedad en matanza: La Ultima Cena”. Simón Díaz, en un llano aromatizado con el olor del corral al momento del ordeño, enmarcado en el mugir de los animales y el canto del ordeñador, descubrió que su camino era la música. Largo fue el camino. Además de becerrero fue muchacho de mandados, repartidor de una bodega, vendedor de diversas cosas, pero siempre con una idea entre ceja y ceja: La música. Una pequeña orquesta de fin de semana fue su inicio. Acarreando las sillas de los músicos, acomodando los atriles, ajustando el sonido y llegando a cantante suplente fue adquiriendo los conocimientos elementales para el papel que luego desempeñaría. Decidió aventurarse a Caracas. Seguramente llega Simón aesa ciudad, montado en un autobús con carrocería de madera y cargando una raída maleta de cartón. Una Caracas de 1948 que empieza a crecer. Se ha construido la urbanización el Silencio y se inician las obras de la Ciudad Universitaria. Comenzando ese año se ha proclamado a Rómulo Gallegos, otro amante del llano, Presidente Constitucional de Venezuela, recibiendo el mando el 15 de Febrero. Solo ocuparía la silla presidencial hasta noviembre. Cumplía Simón apenas los 20 años pero para esa época muchos de igual edad eran responsables padres de familia. Aprovecha lo cosmopolita de la creciente ciudad para adquirir importantes conocimientos musicales. Y ¿Cuál mejor maestro que Vicente Emilio Sojo y mejor escuela que la Escuela Superior de Música José Angel Lamas, en pleno corazón de Caracas. Ingresar a esa escuela no era fácil. Había que someterse a un estricto examen del maestro Sojo quien de entrada pedía al aspirante, mientras interpretaba alguna melodía, hacerle la segunda voz. Indudablemente Sojo, un recopilador incesante de nuestra venezolanidad musical fue de notoria influencia para que ese alumno, proveniente del llano, transformara y magnificara un aire musical único, con características especiales. Un canto de trabajo que en voz del ordeñador acompañaba su trabajo madrugador: La Tonada

Indudablemente Simón Díaz está entre los más importantes músicos, compositores e interpretes de lo popular venezolano. Su obra ha trascendido e importantes artistas como Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Danny Rivera, Caetano Veloso, Ednita Nazario, Cheo Feliciano, Gilberto Santa Rosa, Franco De Vita, Mirtha Pérez, Mirla Castellanos y prácticamente lo mas granado de la música venezolana han interpretado sus composiciones. La coreógrafa alemana Philippine (Pina) Bausch, considerada la figura internacional más importante de la danza contemporánea, incluyó algunas tonadas de Simón Díaz para musicalizar su obra "Nur Du" (Solo tú) y el cineasta español Pedro Almodóvar incluyó, cantado por Caetano Veloso, Tonada de Luna Llena en la banda sonora de su película "La Flor de mi Secreto". En 1964 al cineasta venezolano Clemente de la Cerda realiza el rodaje de la película Isla de Sal con la finalidad de promocionar a los artistas populares musicales Lila Morillo, Simón Díaz y Hugo Blanco. La película contó con la participación de Efraín de La Cerda, Orangel Delfín y Doris Wells. Fue la primera película en la que participa este venezolano ejemplar.

El teatro, el cine y la televisión son sus escenarios. Da a conocer su innato humorismo, carente de vulgaridad, proyectándose en los años 60 como uno de las mejores de Venezuela. En su dilatada vida ha sido protagonista de tres obras de teatro y cinco películas de largo metraje, productor y conductor de doce programas de televisión diseñados para promover la música venezolana. Mantuvo la conducción por veinticinco años de “Criollo y Sabroso” un programa de radio dedicado al folklore y la música venezolana. Destacó también en un programa infantil dedicado a los niños, “Contesta por Tío Simón” destinado a la enseñanza y promoción de la cultura popular orientado hacia los niños con una permanencia de 10 años en el aire. Surge allí su apodo El Tío Simón. Asociado con su hermano Joselo, participó en un programa de larga trayectoria: “Coplas, Rumbos y Canciones” eterno compañero en mi transitar por gran parte de las carreteras venezolanas. Su producción discográfica supera los 70 discos. Compartió el escenario con artistas como Mario Moreno "Cantinflas", Plácido Domingo, Lucho Gatica, Marco Antonio Muñíz, Joan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, y Atahualpa Yupanqui, entre otros. Ha sido condecorado merecidamente con los premios más importantes que se otorgan en Venezuela en materia musical. El presidente de la República Doctor Rafael Caldera le otorgó La "Orden del Libertador en su primera clase “Gran Cordón", constituyéndose en el único artista nacional al que se le haya impuesto dicha distinción. Ha representado a su país en Francia, Inglaterra, España, Polonia, Hungría, Irak, Estados Unidos, México, Panamá, Puerto Rico, Ecuador, Chile, Brasil, Cuba y Colombia.

Conocido internacionalmente por ser el autor de "Caballo Viejo", difundida por Julio Iglesias con el título Bamboleo, han sido intérpretes de Simón Díaz, Ray Connif, Julio Iglesias, Plácido Domingo, Celia Cruz, Rubén Blades, Gipsy Kings, Tania Libertad, María Dolores Pradera, Armando Manzanero, Barbarito Diez y Martirio, convirtiéndose así en uno de los compositores de mayor valía en el mundo hispano parlante. Ha merecido que la cadena televisiva A & E Mundo presentase en septiembre del año 2004 en su espacio “Biography” la vida de Simón Díaz la cual ha sido repetida en un par de oportunidades. Los reconocimientos a Simón Díaz han sido múltiples habiendo recibido en cuatro ocasiones el doctorado Honoris Causa.

En el famoso portal Facebook José Rodríguez ha iniciado una campaña para la nominación de Simón Díaz al premio de la Excelencia Musical del Grammy Latino. Inició esta campaña el 12 de mayo del presente año con la siguiente presentación:“Simón Díaz representa una voz inconfundible de la idiosincrasia del latinoamericano en el mundo”. “El hecho de que sus canciones hayan sido grabadas e interpretadas por tantos artistas, de tantos géneros distintos confirma lo universal de sus letras y lo fácil que resulta para cualquier ser humano relacionarse con su mensaje”

El más reciente homenaje se llevó a cabo en mayo del presente año en la población de San Diego, situada a corta distancia de Valencia. (Carabobo). La proposición unánime por parte del presidente de la orden Ciudad de San Diego, el alcalde Vicenzio Scarano, el canciller secretario de la orden Ronald Lugo, Luis Cisneros Croquer, director de Relaciones Institucionales, José Zamora, concejal del municipio y Julio Centeno Rodríguez, cronista, coincidió en conceder la orden Ciudad de San Diego, en el rango de Gran Oficial Primera Clase a Simón Díaz por su extraordinaria contribución a la música autóctona, su dedicación a la Paz, su labor pedagógica orientada hacia los niños de Venezuela y su reconocida vocación de servicio público que constituyen un ejemplo para las nuevas generaciones y una honra para la patria. El premio se le otorgó al realizarse el Primer Festival de Música Valles de San Diego. El comienzo de este merecido homenaje estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Carabobo, dirigiéndola el maestro José Calabrese, con unos especiales arreglos conformados por las principales composiciones del homenajeado quien no se conformó con subir al escenario para recibir la orden: Cantó, recitó, versificó y narró muchas de sus vivencias. Expresó: "Hay mejores cantantes en Venezuela y en el mundo, mejores cantantes jóvenes, pero de la edad mía..Ay papaíto!!!!". Como era de esperar, el público lo aclamó hasta el delirio, mientras Doña Betty, su esposa se henchía de justificado orgullo

“Caballo Viejo” es una de las canciones venezolanas más famosas en el mundo entero. Tiene 350 versiones y traducción a 12 idiomas. Es Simón Díaz un innegable ejemplo de un venezolano que ha luchado para superarse y llevar muy en alto el nombre de su país. Ejemplo que cada venezolano en su desempeño debe emular.

José Hermoso Sierra
Julio 2008

sábado, julio 05, 2008

Guzmán Blanco y los falsos próceres

LOS FALSOS PROCERES

Dentro del cúmulo de tesoros que sobre la acera exhibía un librero en una de las esquinas de Maracay encontré algo verdaderamente apasionante, al menos para mí, amante de la historia y voraz lector de autores desprejuiciados. El título de la obra es “Un irlandés con Bolívar” y su autor Francisco Bourdet O´Connor. Un agregado al título, que resume su contenido señala: “Recuerdos de la Independencia de América del Sur en Venezuela, Colombia, Bolivia, Perú y la Argentina por un jefe de la Legión Británica de Bolívar”. La obra fue escrita en 1869 y su primera edición se imprimió en Tarija, región boliviana dolor de cabeza actual para Evo Morales. Evidentemente, para el momento en que se escribió, los recuerdos de O´Connor eran frescos y lucen imparciales. Su admiración y respeto por Simón Bolívar y Antonio José de Sucre son evidentes aunque sin caer en el mal sabor de la genuflexión. ¿Cuál es el valor de esta obra? Por supuesto no es grandiosa como ejemplo de literatura. Es valiosa por la historia menuda que vierte en sus páginas, por la exposición a las tristes realidades enfrentadas por Bolívar y Sucre; las traiciones, las hipocresías, las imposturas de los que más tarde, siendo triunfadores, se convirtieron en héroes tras la manipulación de “escribidores” u oradores adulantes o de congresos nariceados.

Recuerdo cuando en mis estudios de primaria me obligaron a leer Venezuela Heroica de Eduardo Blanco. Montados en el techo de la casa de mi compañero Arturo Liendo, tras leer alguna de las narraciones, aún siendo unos niños, nos reíamos de las mismas. Parecía el asunto un restaurante de chinos actual. Yeso y plástico. Un verdadero ditirambo para emular los no menos exagerados clásicos griegos que, vaya mala suerte, tendríamos que digerir en el bachillerato. ¿Alguna vez hemos buscado el origen de los títulos que han endilgado a nuestros presidentes, militares y supuestos héroes? ¿Quién se los ha otorgado? Valiente ciudadano, Gran Demócrata y hasta un “mariscalato” (proviene de Mariscal, como generalato proviene de General) para Falcón, que como militar nunca fue gran cosa. Pero creo que el colmo de los elogiados fue Antonio Guzmán Blanco, trasladado al Panteón Nacional, monumento funerario donde se mezclan los que son y los que no son; donde Bolívar y otros deben sentirse tan incómodos que tal vez en el más allá se comunicaron con Miranda para que no permita que se encuentren sus restos y los coloquen en ese lugar.

Guzmán Blanco fue el gran depredador del tesoro nacional. Quienes le alaban mencionan como su logro más valioso la implantación de la educación pública. Pero ¿en realidad la implantó? Porque que yo sepa la educación fue elitesca y escasamente difundida hasta la llegada de Medina Angarita al poder. Venezuela carecía de escuelas y quien vivía en un pueblo del interior no tenía otra oportunidad que mudarse a la capital del estado para completar su primaria o hacer ingentes sacrificios si quería tener una carrera universitaria porque solo dos o tres ciudades contaban con ese recurso.

Su denominado “quinquenio” iniciado en 1879 lo inaugura con el entreguista Protocolo Rojas-Pereire. En los medios públicos financieros tal convenio resultó un escándalo de gran magnitud y motivo de burlas para nuestra nación. Con este protocolo le entrega al financista franco-portugués Eugene Pereire, con el fin de ser colonizadas por inmigrantes, la totalidad de las tierras baldías que se necesitasen. No bastando con esto le cede; descubiertas o no, las minas de oro, plata, y plomo así como yacimientos de guano, kaolín y asfalto. La exclusividad en la explotación única y exclusiva de los bosques del Amazonas, la colonización de las islas venezolanas en el Caribe, el monopolio de la navegación de los ríos Orinoco, Apure, Arauca. Como si esto era poco, también se le autorizó a fundar la Casa de la Moneda, una fábrica de explosivos y docenas de cosas más. Por supuesto, la magnitud de tal empresa requería inmensos capitales con los cuales no contaba el franco portugués y el asunto se fue al fracaso, aunque Guzmán se llevó entre las garras algún beneficio.

Como buen patriarca en 1883 cede al norteamericano Horatio R. Hamilton, marido de una sobrina, la concesión para explotar el lago de asfalto de Guanoco. Hamilton no la explota. Simplemente la negocia en Nueva York. Esta fue la posteriormente denominada The New York & Bermúdez Co. que más adelante, aliada con el General Matos, trató de derrocar a Cipriano Castro de la presidencia del país. Por supuesto, todos sus familiares cercanos se enriquecieron. Su egolatría le llevó a lograr el matrimonio de sus hijas con nobles venidos a menos, atraídos no por la belleza de las damas sino por la fortuna del futuro suegro.

En 1877 Guzmán se va del país. Deja la presidencia en manos del turmereño Francisco Linares Alcántara, uno de sus incondicionales. Nada más irse, comienza Linares a quitarle el piso. Pero Guzmán cree tener asegurado su futuro. Vive en un lujoso palacio construido en la Calle Copérnico de París, donde dilapida su fortuna y hace gala de su inmensa vanidad, molestándose cuando acude a un restaurante e ignorante del francés, pretende que el maitre le lea la carta de condumios en castellano. Pero antes de regresar a Venezuela, actuando como Ministro Plenipotenciario modificó el acuerdo de laudo arbitral firmado con los colombianos que habría de someterse al arbitraje del rey de España, ampliando las facultades de este en la toma de decisión, cambiándole funciones desde juez de derecho a juez de hecho, cambio considerado por analistas del tema como un gravísimo error que al final fue desfavorable para Venezuela

María Elena González Deluca investigó su fortuna, Guzmán documentaba sus bienes con precisión, y la historiadora le consideró el venezolano más rico del siglo XIX. Pero esto no le bastó. Venezuela entera supuestamente le rendía honores y un inventario de la época lista su egolatría: El estado Mérida se denominó Guzmán. Había en el plano de Caracas de 1875 la esquina de Guzmán, el puente Guzmán Blanco, la Calzada Guzmán Blanco, la calle Ilustre Americano, La escuela Federal Guzmán Blanco, el Paseo Guzmán Blanco y la Plaza Guzmán Blanco. Existían además, haciendo alusión a sus campañas militares la Plaza de Abril y el Campo de Abril. Guzmán Blanco también era el nombre del acueducto, complementándose con dos estatuas, una ecuestre en los altos del Calvario y una pedestre, frente al Capitolio Federal. Contaba además con los títulos Héroe de Abril, Ilustre Americano, Autócrata Civilizador, Regenerador de Venezuela, además de miembro de la Academia Venezolana de la Lengua y designado su primer director, cuando como señaló Pino Iturrieta solo se destacó por las amorosas cartas que escribió a su esposa de quien por cierto tomo sus nombres para las iglesias gemelas Santa Teresa y Santa Ana ubicadas en Caracas. Sus restos se depositaron en el Panteón Nacional en Agosto de 1999. Pero, ¿saben ustedes como le apodaba el pueblo? Simplemente el Gran Manganzón. Escribo estas letras próximo al cumpleaños de Guzmán. El 28 de julio será el cumpleaños de Guzmán. Ojalá que el Panteón Nacional no se constituya en un teatro de la manipulación.

José Hermoso Sierra
25-07-08

jueves, agosto 10, 2006

Un nuevo ritmo: Reggaeton

Cínico es que dice la verdad en voz alta (anónimo)


Desde hace varios años he mantenido una posición relacionada con la forma en la cual ha evolucionado el menor pero fundamental componente de la sociedad: La familia. Es probable que “mentes” más avanzadas que la mía me acusen de fascista, autoritario o en la menos ofensiva de las acusaciones me tilden de machista. Expondré lo que creo:

Las sociedades –sin excepción – se desarrollan en una forma representable con una curva cuyo inicio está en lo primitivo, ascendiendo a un ritmo dependiente de factores diversos que al llegar a un nivel no determinado equivalente a su cenit, comienza una inevitable caída. Siempre el ascenso es duro y requiere el esfuerzo de todos los ciudadanos, muchas veces guiados por un dirigente u obligados por factores no previstos y generalmente adversos que les inducen a tomar posiciones de defensa, aclarando que el término no lleva necesariamente implícito un acto de guerra.

En una ocasión tuve oportunidad de comentar entre conocidos la actitud que tomó el cocinero Vatel cuando su imprevisión le impidió cumplir compromisos culinarios. Simplemente se suicidó, aprisionando la hoja de su espada en una puerta del palacio de Chantilly para acabar con su vida clavándose en la inmovilizada arma. Las risas de la mayoría de los oyentes demostraban el concepto que tenían del honor; de la palabra empeñada; del cumplimiento del deber.

¿Por qué esa actitud de Vatel? No hay otra explicación que atribuirlo a la existencia de rígidos principios morales colectivos, impuestos no por la fuerza sino por la educación o la razón. En mi niñez la mayor parte de los venezolanos vivíamos en un estado que hoy se clasificaría como de pobreza. En el barrio donde nací el único automóvil era el del señor Ollarves, un vecino que trabajaba como chofer en la policía y traía la “radiopatrulla” para lavarla en el frente de su casa. Una de las escasas neveras era la nuestra. Nos la había regalado mi padrino Efraín Cayama. Nadie de la vecindad vivía alquilado. Las casitas eran sencillas pero no por ello incómodas. Su equipamiento era, utilizando términos actuales, minimalista. El objetivo de toda familia era criar decentemente a los hijos. Lograr para ellos la mejor educación. Tener un techo propio y aunque se carecían de leyes sociales que garantizaran pensiones de vejez, no se temía al asunto porque con contadas y deshonrosas excepciones, los hijos cuidarían de sus padres cuando estos se tornaran improductivos. Era común que si fallecía el padre, los hijos mayores abandonaban los estudios para mantener la familia y educar a los hermanos menores, lográndose en tal sentido muchos graduados universitarios. Nuestros padres, aún en el caso de que sus comportamientos estuviesen reñidos con algunos principios morales, aconsejaban “portarse bien”, dando énfasis a la honestidad, la caridad y todos aquellos preceptos, comunes a muchas religiones.

Las prioridades eran pocas y prácticamente nadie se ocupaba de elegir marcas a no ser para equipos domésticos cigarrillos o automóviles. Las madres permanecían en sus hogares, educando y atendiendo a sus hijos. No había la necesidad del segundo vehículo ni las varias docenas de vestidos. Creo que ni lo soñaban porque en realidad no lo necesitaban. ¿Para ir a donde el carro y a quien luciría las docenas de trapos? Un par de prendas la adornaban y su prioridad era una sola: La familia. Las diversiones para los niños eran escasas y el domingo giraba en torno al cine. Todas las películas, sin excepción, tenían un mensaje: Triunfaba el bien. Ganaba el débil. El bandido siempre resultaba apaleado. Hasta en los peliculones dramáticos salía airoso el que tenía la razón.

No deseo, con lo expuesto en el párrafo anterior oponerme al progreso económico de la familia. No comparto la teoría de “pobre pero honrado”. Se puede ser rico honrado o pobre delincuente. No considero que la pobreza sea dignidad ni indignidad. Es simplemente una posición económica. El problema está en que para alcanzar una determinada posición económica, padre y madre se convierten en “máquinas de fabricar billetes”, en poca o mucha cantidad pero con ese único propósito. La conversión no siempre tiene como estímulo el sostén de la familia. Va más allá. Le permitirá viajes recreativos, cambiar el modesto carrito por “una nave”, beber exquisitos licores con 18 o más años de añejamiento y lucir cuanto guirindajo aporte constancia de status o actualidad. Y repito. Nada de eso es malo. Debe ser muy agradable cenar en el Maxims de París. Con gusto cambiaría mi carrito por un Mercedes y los tabacos que hace Miguel por un aromático Cohiba y el Casio por un Vacherón. ¿Pero que hubiese llevado esto implícito? ¿Qué mi esposa trabajara? Tal vez hubiésemos podido evolucionar y darnos los pocos lujos que hemos anhelado y que muy pocos, para no escribir ninguno, pudimos disfrutar. Pero ¿Quién hubiese educado a nuestros seis hijos? ¿La guardería? ¿Cuáles son los principios morales que se imparten en las guarderías? Se les enseña inglés, computación, karate y en las muy costosas, natación y tenis pero ¿Moral? Eso no está en el pensum. Eso le corresponde a la familia. No faltará quien culpe de esta situación a los medios de comunicación social pero la decadencia de una sociedad no está en ellos. Ni en Roma o Grecia existían plantas de televisión y se derrumbaron en relativo corto período.

Hoy tuve la oportunidad de escuchar una cosa que denominan “reggaeton”. Caminando por las calles de cualquier ciudad o montado en un autobusete es común oír el monótono ritmo. Pero no es el aspecto musical el problema. También carecían de calidad musical otros ritmos que hicieron la delicia de viejos y jóvenes. Ni los antiguos merengues de Damirón ni los modernos de Wilfrido merecerían la atención de algún académico de la música. No obstante, sirvieron para divertir, amenizar, drenar energías y celebrar algún acontecimiento. No es posible imaginar la celebración de un cumpleaños con música de Wargner como fondo musical. Pero el reggaetón tiene un innegable mensaje; muy explícito; nada subliminal; directo al grano para inducir al delito o romper los paradigmas morales. En algunos de esos reggaetones se estimula el consumo de droga, la promiscuidad y el quebrantamiento de la Ley. Tal vez no lo sean todos pero aparentemente si los de mayor éxito. Y que decir de los juegos de video. La mayoría son de violencia o guerra pero esto forma parte de la naturaleza humana. Siempre el niño jugó a la guerra porque ser guerrero es sinónimo de ser hombre. Corresponde a este la defensa de la familia y de los valores que privan su ser. Admiramos a los caballeros medievales, a los vaqueros y a los soldados gringos que mataban soldados japoneses o nazis por centenares. Pedíamos como regalo del Niño Jesús - que regalo – un par de pistolas para salir después de hacer las tareas escolares a jugar vaqueros. Pero esto no es lo que está de moda en los videos. La moda es un juego donde un negro es el héroe. No es un catire. Hay que criminalizar a los negros, a los chinos y ahora, poniéndose de moda, a los árabes. Porque este negro no es un héroe tradicional, un héroe bueno. El jugador le provee del arma adecuada, pistola automática, sub ametralladora o ametralladora punto cincuenta, llegándose hasta un lanza misiles. Pero no crean que este negro es un Tio Tom armado. No defiende a nadie. Simplemente arremete. Asalta. Golpea a propietarios de vehículos para despojarlos de ellos. En fin, un portento de delincuente. Un “papá doc” cualquiera Y el niño ludópata se identifica plenamente con ese delincuente. Lo asume. Lo admira y hace todo el esfuerzo para que el “negro delincuente” cometa sus fechorías.

No nos podemos sustraer de la globalización. Esas son babiecadas sustentadas por teóricos de escritorio o guerrilleros de cafetín. Ya no podemos evitar que el matrimonio trabaje conjuntamente porque de no hacerlo, nunca podrá adquirir un techo donde habitar. Pero ocupémonos de nuestros hijos. Hagámosle ver que el contenido de esa música o ese video es contrario a todo principio moral. Los gobiernos, sin excepción, son alérgicos a las críticas contra sus actuaciones y son capaces de hacer lo necesario para evitarlo. Pero intervenir en el control de este tipo de agresión a la moral, tal vez lo consideren atentar contra la libertad de información. Ocupémonos los padres y los abuelos de formar ciudadanos con principio morales, no acomodaticios ni que justifiquen el que los violadores de la moral de ayer son niños de pecho comparados con los violadores de hoy. ¡NO! Ambos son violadores.. La moral y la deshonestidad no admite términos medios. Es como el aseo. No se puede estar medio limpio o medio sucio. Pero como es de humanos pecar y muchos tenemos abundancia de ellos, algunos realmente horrendos, sería muy bueno el intento para tratar de ser mejores, manteniendo esa línea ascendente con un sostenido esfuerzo para no caer en lo que si, inevitablemente hasta ahora, ha ocurrido con las sociedades o civilizaciones: La decadencia. Algunos humanos han llegado a la excelencia pero son las excepciones. Mientras mayor cantidad se esfuerce en lograrlo más tardío será la decadencia de la sociedad. Esforcémonos por tener una familia sana dentro de lo que nuestras fuerzas permitan. No compensemos nuestra falta de atención hacia los hijos con juguetes, artefactos, motos. Estos llegan a la saturación inútil. Los valores positivos nunca sobran ni terminan de llenar el cántaro.


José Hermoso Sierra
jhermoso@cantv.net

Oficios en extinción

En días pasados se conmemoraron treinta años de la llegada del hombre a la luna. Tal hazaña fue el cenit de una nueva profesión: Astronauta. Tal circunstancia me hizo meditar sobre la gran cantidad de nuevos oficios y profesiones que han surgido, la mayor parte de ellos producto del avance tecnológico. Los conocimientos que giran en torno a la informática -hardware o software – son meta anhelada por muchos estudiantes. En planos más humildes tenemos junto a cada teléfono público un “alquilador de tarjetas” que permite comunicarse a quien no dispone del dinero necesario para comprarla. Arrendadores de lavadoras, instaladores de alarmas antirrobo y en fin un sinnúmero de artes y oficios largos de enumerar. Pero el avance tecnológico ha traído la desaparición de otros oficios y profesiones. Y vamos de recuerdo...
En cualquier calle de pueblo o ciudad era común encontrar a los parihueleros, personajes que en muchos casos equivalían al caletero de hoy y cuyo oficio era transportar en una especie de camilla, mercancía y muebles. Fueron factores básicos en las mudanzas y dentro de la ciudad era versátil y múltiple su uso. Originaron la picaresca frase “como gelatina en parihuela” referido a las damas con excesivas posaderas, temblorosas cuando sus poseedoras caminaban. Tampoco hay hoy día el “soldador”. Con un pregón anunciaba su capacidad para reparar ollas de peltre despostilladas y rotas por el uso que ameritaban reparación. Un pedacito de latón, un soplete, un cautín y como mordente ácido muriático, prolongaba la casi acabada vida con la colocación de un parcho. En forma ambulante teníamos los buhoneros de la época: El lechero en su cabalgadura con dos cántaros adosados a los costillares; el kerosenero en una desvencijada carreta tirada por un famélico burro y el repartidor de pan, víctima de nuestras travesuras en diciembre cuando le robábamos la mercancía que confiadamente dejaba a las puertas de sus clientes. En el ramo de la pequeña industria estaban las areperas, los molinos de maíz, y las pulidoras, damas que con una bolsita llena de piedra pómez se dedicaban con ahínco a pulir muebles. A la salida del cine encontrábamos al manisero con sus cucuruchos de tostado y caliente maní y al huevero cuya mercancía eran huevos sancochados los cuales vendía a medio (un cuarto de bolívar) ofreciendo como aderezo sal y pimienta. Ya están en desuso las taquígrafas, las mecanógrafas y los telegrafistas. Tampoco están los prácticos, cuya ayuda era necesaria para cruzar los ríos que cuando crecían y ante la ausencia de puentes impedían el paso por nuestras terribles carreteras. Para finalizar me llega el recuerdo del orgullo que era para cualquier familia colocar a la puerta de la casa una placa metálica en la cual se leía: FULANO DE TAL-BACHILLER. Por supuesto, al igual que hoy, el bachiller era aquel que había finalizado su educación secundaria. Aplicaba inyecciones y si era hábil, escribía cartas y hasta capaba perros. Esta especie de paramédico, junto a la comadrona que ayudaba a las parturientas, resolvían casi todos los problemas sanitarios menores. Cuando el asunto se tornaba difícil era en consecuencia necesaria la visita a domicilio del médico, cosa hoy también que tampoco se estila y al cual se le recibía con admiración. Al entrar a nuestros hogares su presencia imponía y merecía respeto. Previa a la consulta hacía uso del aguamanil preparado por nuestras madres en la cual lavaba sus manos y las secaba con un paño que se mantenía guardado solo para esas ocasiones, procediendo luego a la consulta, en gran cantidad de oportunidades con un diagnóstico acertado, solo valiéndose de un estetoscopio, un termómetro y leves golpecitos en la humanidad del enfermo. A veces no se le pagaba con dinero o se pedía un “fiao” pero siempre se le compensaba con una gorda gallina, unos aguacates o cualquier delicia gastronómica que llenaría de gozo al doctor Robinsón Quintero, hoy vecino de Turmero, cantante, escritor y ameno conversador. Y con esto, finalizo mis evocaciones.



José Hermoso Sierra

Mentes subdesarrolladas

Hoy regresé de Higuerote. Huecos y más huecos. La vía prometida para hace tres años, aún está sin terminar. Las playas; asquerosas. La delincuencia dominando el medio. De no ser por la inversión privada, que ha construido hoteles, conjuntos residenciales y un modesto centro comercial, Higuerote estaría igual a Birongo o Curiepe: Como en la época de la colonia. Pero no es de esto que quería escribir. Quiero comentar sobre las mentes subdesarrolladas.

El rancho lo tenemos en la cabeza. Y los supuestos dirigentes, gobierno u oposición no tratan de demolerlo. Al contrario; lo alientan. Ningún candidato se atreve a expresar que dejará de regalar miserables dádivas a las clases con menos ingresos porque creará fuentes de trabajo o llevará a cabo inversiones rentables. !No¡ Habla sobre repartir las ganancias obtenidas de la explotación petrolera. Continúan hablando de regalar; no de un trabajo duro para sacar adelante un país que vive de la renta petrolera haciéndolo un país competitivo en algún renglón económico.

Iniciando la autopista regional del centro, tras pasar el peaje de Tazón hay un asqueroso tarantín donde sobre un mal escrito letrero se lee “La Ruta de la Empanada”. Uno de los tantos planes económicos lanzados presumiblemente sin pensarlo, al son de su aló presidente, en la emoción de la perorata. Un pequeño crédito para que alguien monte un negocito marginal que va directo al fracaso y que solo dará unas monedas para unos mendrugos de comida los fines de semana. ¿Quién va a comer una empanada en un rancho sin condiciones higiénicas, con un aceite veterano en frituras y amasadas con unas manos sin lavar porque en el marginal rancho no hay agua? ¿Competirá con las empanadas de las Chavelas en Morón? Tostaditas, hechas con unas manos arrugadas de tanto lavarlas y con aceite cambiado día a día? Pero en las empanadas no se detiene el rancho del conductor de los destinos venezolanos. Previamente habló del gallinero vertical, donde imagino nacerían millones de moscas que con su grácil vuelo repartirían bacterias a nivel nacional. Menos mal que no se le ocurrió el chiquero vertical o un corral de chivos igualmente posicionado. También propuso utilizar las antiguas áreas verdes parta los cultivos macrobióticos, tal vez abonados con los desechos de los gallineros verticales. Igualmente expuso montar una fábrica de bicicletas iraníes, con partes provenientes de la India. Un dinosaurio similar a aquellas viejas bicicletas Raleigh, con cuadro de pesadísimo hierro, sin cambios de velocidades y con un dinamo accionado por la rueda trasera que sirviera para alumbrar el camino o en la ocasión de los continuos apagones de luz, ponerse a pedalear dentro de la casa, turnándose padre madre y retoños para proveer algo de luz. Otra genial idea fue la importación de tractores chinos, dechados de atraso tecnológico y abandonados en gran cantidad por carecer de repuestos o ser irreparables: Algo así como los Icaros comunistas traídos por Diego Arria que llevaron a la muerte de un niño al caer a través del podrido piso, ideado por el diseñador de las zapatos de cartón que usaba Manacho. ¿Y las alegres bombas de agua cardiovasculares, denominadas así porque son activadas con pedales al igual que una bicicleta? Sumada a toda esta marginalidad se le agrega alguno de los productos cárnicos de Mercal. Un ejemplo de ello son las mortadelas: llenas de aliños para disipar el contundente sabor de las tripas, vísceras y grasas saturadas con las cuales se les confeccionan para fabricar arterioscleróticos. “Pan pa´ hoy y hambre pa mañana. A fin de cuentas – y no solo es el actual presidente - lo han sido todos. Demagogia y más demagogia.

José Hermoso Sierra

Lo inapreciable

Común es el mensaje en los diferentes medios de comunicación que nos induce e incita a entrar al mundo de la computación. Se acostumbra calificar de analfabeta funcional a todos aquellos que desconocen tal tecnología y admitámoslo; la informática contribuye notoriamente a facilitar nuestros trabajos cotidianos, simplificar las comunicaciones, eximirnos de procedimientos repetitivos y permitir mantener una base de información que evita la consulta sin base ni concierto de cientos de fuentes probablemente dispersas y mal organizadas. Pero esto no será la panacea universal si el humano no mejora su comportamiento dentro de parámetros con calidad total. En abril de 1985 la revista PROGRESO editorializó sobre la clave del desarrollo. Expresó que no son los computadores u ordenadores para utilizar un término más castizo, los auténticos representantes del desarrollo. Señaló que el origen de tales artificios fue el deseo y el hábito de tener en orden los archivos y que lo que hoy nos asombra, tiene un antecedente en las viejas virtudes del mundo predesarrollado. Son ellas la puntualidad anglosajona en las horas comprometidas; el control del tiempo y espacio. Orden en las cosas, en los papeles... Define la puntualidad como el respeto por el tiempo del otro y en consecuencia como el respeto a nuestros semejantes. El editorial de PROGRESO se tituló LO INAPRECIABLE y basan tal título en el hecho de que lo que separa el desarrollo del subdesarrollo no es un conjunto de productos que están en el comercio, que tienen precio como las computadoras, sino algo tan poco valorable en el mercado como el orden y la puntualidad. finaliza expresando que es necesario para desarrollarse una revolución en el campo de los valores. Lo importante es hacer,
ordenar las cosas y la mente; no definir y recitar.

José Hermoso Sierra

Septiembre 1997

Emeterio Gómez. La discusión. Parte II

Continúo con la difusión de los artículos escritos por el Profesor Emeterio Gómez los cuales ha titulado “Manual antichavista de economía”

El valor de cambio (VC o precio) de un bien, dentro del marco económico sintetiza su escasez relativa: no la cantidad de trabajo ni el esfuerzo que requirió, tal como considera el marxismo. Este VC no dependerá de su valor de uso o utilidad, estando en consecuencia desligado parcialmente de cualquier valor moral o social atinente a la solidaridad, la piedad, el humanitarismo o la lucha contra la pobreza. Dos ejemplos avalan el asunto: “Nada, ni aún la comida, tiene más valor de uso o utilidad que el aire que respiramos, ¡cuyo VC, excepto en Tokio, es cero! Así como nada tiene menos valor de uso que el oro, cuyo CV es inmenso. Ninguno de estos dos bienes – el aire o el oro – deriva su valor ni del trabajo ni de su utilidad, lo derivan de su abundancia o escasez relativa.

Tampoco el VC depende de su costo de producción (CP). Una mercancía puede tener un CP muy alto y un VC muy bajo o viceversa. Todo depende de nuevo de la escasez relativa. Si muchos fabrican esa mercancía y en consecuencia la oferta de ese bien es abundante, su VC será bajo. De igual manera puede considerarse el ejemplo relacionándola con el trabajo. Una persona puede dedicar su vida a especializarse en una profesión, encontrándose con que su VC es bajo en razón a que muchas personas dedicaron igual tenacidad a aprender la profesión o porque la demanda de la misma ha caído. Por último debe destacarse la virtud esencial del mercado que influye, cada vez que el VC de una mercancía se despega demasiado del CP, aumentando el margen de ganancia, habrá una afluencia de nuevos oferentes. Es decir, mayor cantidad de productores ante el atractivo de una buena utilidad, tratarán de comercializar esa mercancía incrementando así su oferta finalizando el ciclo ante esta mayor oferta o escasez relativa menor, con una caída del VC que tenderá de nuevo a acercarse al CP “¡No porque dependa de él, sino porque la abundancia relativa así lo impone! “.

Finaliza Emeterio Gómez su artículo con el siguiente párrafo: De todo lo cual deriva la primera enseñanza de este manual anti marxista de economía: Contra lo que creen Marx y Chávez, el valor de un bien nada tiene que ver ni con el trabajo que requirió, ni con su valor de uso o utilidad, ni con su CP, ¡tiene que ver con la oferta y la demanda!

Para dar un más claro ejemplo sobre lo expresado por Emeterio Gómez puede hacerse referencia al las obras de arte. Una obra pictórica tal vez significó para su autor un laborioso trabajo, además de haberse utilizado costosos insumos en su ejecución. Si su autor no es un artista reputado, aún siendo muy buena su obra, no podrá competir con un simple dibujo a lápiz sobre una servilleta de papel ejecutado por Salvador Dalí, cuyos costos de producción (CP) y de trabajo fueron bajísimos por no decir inexistentes, a lo que se suma la inutilidad del dibujo para satisfacer necesidades primordiales.

El Profesor Mario Concha Vergara, politólogo y economista, a quien remití el artículo anterior (La Discusión) me ha enviado sus comentarios, los cuales parcialmente transcribo a continuación.

Estimado amigo: gracias por su artículo. Veo que nuestro inefable Gómez se ha metido una vez más entre las patas de los caballos y lo hace, como todo lo que él hace, sin miedo a ser pisado pues caballo no pisa a humano (según los Apaches...).
El problema del valor no es algo que se solucione tan fácilmente. Cientos de analistas, filósofos económicos, econometristas, marxistas, no marxistas, hedonistas, etc. han tratado de explicar la teoría del valor sin éxito. La escasez en si no es un valor ni produce valor alguno si consideremos que algo vale porque sirve, porque tiene un uso, porque es necesario, etc. Yo le preguntaría a Gómez, cual es el valor de una brizna de paja negra en un pajar amarillo; o cual es el valor de un pedazo de sílice en una mina de cobre, etc.
Los seres, de por sí no crean valores. Es verdad que burdos e ignaros empresarios, son exitosos pero nada tiene que ver con su propio valor de personas que toda su vida se auto flagelaron con el trabajo porque su resentimiento a la pobreza era tan grande que se auto obligaron a ser ricos, lo cual no es malo. Pero, si tú conversas con ellos, encontrarás que son igualitos, igualitos, a Chávez. En otras palabras, creo que no hay que confundir el valor ético con el valor económico. Cualquier pendejo puede ser "exitoso" en lo económico, pero cualquiera no tiene valor ni produce valor automáticamente per se.
En fin, esto da para mucho y me gustaría seguir leyendo tus comentarios.
Mario Concha V.

Hay mucho de cierto en lo que escribe el Profesor. Cuando yo asistía a cursos para avalúo de bienes, lo primero sobre lo que se pretendía teorizar era sobre el valor y fueron demasiadas y disímiles las definiciones. No obstante, como neófito en la materia y como “alumno” de Concha Vergara al ser asiduo de su programa “Economía en la Mira”, difiero de sus ejemplos. La brizna de paja negra aunque escasa, no tiene demanda y el pedazo de sílice en una mina de cobre tampoco tiene valor por su abundancia en el universo pero si lo tendría de ser la mina de cobre el universo.

Realmente ha sido estimulante la intervención del ilustre Concha Vergara. Ojalá esto sirva a los lectores de este correo de, valga la repetición, estímulo para enviar sus comentarios al respecto. Elevaremos así nuestro nivel de oposición, soslayando los argumentos infantiles de lo feo de la verruga o de lo desafinado que canta.

Noviembre 2005.
José Hermoso Sierra

La discusion

Recuerdo mis años juveniles, cuando en el liceo y la universidad se emprendía una discusión sobre política, quienes en ella intervenía resultaban admirables por sus argumentos en la defensa o el ataque de las posiciones expuestas. Los partidos políticos de mayor importancia ofrecían a sus militantes una sólida formación teórica sobre las bases programáticas en que se sustentaban. El Partido Comunista, hoy devenido en las múltiples y sosas izquierdas que tenemos, basaba su argumentación en las teorías marxistas leninistas. Acción Democrática presentaba un socialismo criollizado y aún conservo en mi biblioteca su tesis agraria y su tesis política. Copey por su parte tenía profundamente enterradas sus raíces en el cristianismo católico y los militantes de cada uno de esos partidos dominaban sus bases programáticas. .

Hoy día las discusiones políticas dan lástima y su altura está al nivel de las cloacas subterráneas. Chávez tiene una verruga: el dirigente de la oposición es medio raro y conforma con gente del gobierno un grupo que organiza orgías. O ¿Y de que se van a quejar ustedes si cuando mandaban también robaban? Como si usted y yo hubiésemos formado parte del gobierno de la mal llamada cuarta república. En fin, argumentos sosos e indignos.

La propuesta de Chávez es una socialización siglo XXI, basada sobre una supuesta repartición equitativa de los bienes o beneficios propiedad del país. Es evidente que su socialismo avalado por Fidel Castro no se asemeja al español o al sueco. Es la manera de introducirnos con aparente suavidad en un entorno político-económico que devendrá en lo que el y su desfasado maestro quieren imponer: Un comunismo férreo similar al de la Cuba actual o al de la extinta staliniana Rusia, transformada en el imperialismo soviético.

Lograr hoy día el sólido conocimiento de los jóvenes políticos de la década de los cincuenta se hace algo cuesta arriba. La dinámica de la vida actual imposibilita dedicar largas horas de lectura en el estudio de los clásicos –Smith. Ricardo e incluyamos en ellos a Marx --. Pero es imperativo elevar nuestro nivel. Emeterio Gómez, sobre quien sobran las presentaciones, inició una serie de artículos con el titulado EUGENIO MENDOZA en el cual ofrece desarrollar una especie de manual “antichavista”. El interés de estos artículos es notable. Trataré a medida que Gómez los escriba, difundirlo en forma sucinta para contribuir a la ampliación de nuestra cultura política. Inicia en el artículo citado la discusión de conceptos del denominado “neo comunismo” con cuatro puntos.

Con relación a la igualdad en los pagos de sueldos o salarios, no es la cantidad o calidad de trabajo empleado lo que determina la creación de valor. Lo determina la escasez relativa de los diversos tipos de trabajo. Establece la comparación entre un obrero no calificado y un científico altamente especializado. El obrero no calificado tiene poco valor (económico) no por no calificado (o carente de conocimientos especiales) sino por lo que abunda. Ejemplificaré con una triste situación actual: Sobran los médicos desempleados que luchan por obtener un puesto mal pagado en cualquier organismo público o privado. Diametralmente opuesta era la situación en la mitad del siglo pasado cuando el acceso al estudio universitario estaba seriamente restringido y limitado en muchas ocasiones a posiciones económicas. El médico era un personaje admirado y su posición económica, aún siendo un José Gregorio, era superior a la del resto de los ciudadanos.
Mucho más allá de cualquier calificación, estudio o conocimiento, lo que determina la capacidad de los hombres para generar valor es su inteligencia y creatividad. ¿Por qué? Elemental: por su escasez. Si revisamos los resultados de los test de inteligencia, veremos que la gran mayoría de la población, indistintamente del país donde se haga el muestreo, tienen un coeficiente de inteligencia inferior a 110. Los privilegiados, considerados como superdotados son escasos ¡¡ y por, eso los inteligentes y creativos, generalmente obtienen mejores beneficios económicos!!
Pero lo realmente esencial no es la capacidad para crear ideas. Lo importante es la capacidad de emprender, la capacidad para crear empresas. Expone el articulista que más importante que la inteligencia y la creatividad, son el coraje, la perseverancia, la firmeza y el afán de superación que exige la creación de una empresa. En casi 35 años que dediqué a la investigación comercial no encontré un solo empresario de éxito que no tuviese esas características. Abundaban lo que en nuestro argot denominábamos “animalotes” conformados por empresarios de éxito que prácticamente eran analfabetas. ¡¡Pero tenían el coraje, la perseverancia, la firmeza y el afán de superación a que alude Gómez¡¡. En cambio fueron muchos los ejemplos de profesionales universitarios, con brillantes notas y legajos de diplomas que aún con un sólido apoyo financiero generalmente proveniente de familiares, intentaron ser empresarios y fracasaron con estrépito. Tenemos presente un ejemplo semanal: ¿Cuántos ganadores de premios por juegos de envite y azar han utilizado los recursos obtenidos de manera eficiente para no quedar arruinados en menos de 1 año? ¿Tuvieron o n o su oportunidad?
Finaliza Gómez su primer artículo señalando que para que el empresario pueda crear es imprescindible la libertad individual que le permita “dar rienda suelta a su creatividad e imaginación como a su capacidad emprendedora: tanto a su inteligencia y sensibilidad como a su coraje y perseverancia. Procesos que evidentemente son imposibles, cuano el Estado se convierte en totalitario, cuando un dictador – Castro o Chávez – pretende imponerle a un países mismo proyecto iluso que Marx intentó imponerle a la humanidad”.


José Hermoso Sierra
Nov. 2005

martes, agosto 08, 2006

Un cincuentón libro

Para definir al estadista se han ensayado muchas fórmulas. La que las sintetiza es aquella que expresa que un político es el que piensa en la próxima elección y un estadista el que piensa en la próxima generación. Abundando en el rico tema podría así mismo afirmarse que el estadista vislumbra dilatados horizontes para, consciente de que hacia ello debe proyectar su obra, permanecer indiferente ante las pequeñeces de su momento que buscan irritarlo, limitarlo y manejarlo para el gusto de la galería. En suma, el escoge la gloria en lugar de la popularidad. De igual modo podría definirse al estadista como el hombre que conoce la economía humana al punto de administrar sabiamente la colaboración de sus servidores…Lejos de temer la colaboración de las más poderosas mentalidades de su momento, la buscó empeñosamente para que contribuyera a consolidar la obra de su gobierno. Bien distinto al caso de otros que prefieren exaltar las medianías políticas e improvisar colaboradores para que sean sumisos funcionarios que con la gratitud del cargo inmerecido, tributen todas las obsecuencias y halagos al gobernante.
“Porque no es rindiendo vasallaje a la fuerza brutal y agresiva, no es cultivando semillas de discordia y de anarquía, no es proclamando principios destructores como puede librarse una nación de los graves males que la aquejan; es con la idea redentora, con la palabra que ilumina el camino de la verdad, con el culto a la virtud que dignifica el esfuerzo humano, como una sociedad alcanza la superación que anhelan cuantos creen en la eternidad de todo ideal de justicia y de bien”
La tradición y la historia retratan con tonos auténticos a los distintos gobernantes que tuvimos: prepotentes unos, pusilánimes otros, arrogantes los más, insolentes los menos: todos, sin embargo, incursos en el común denominador de poner por delante la fuerza del poder.

El texto anterior, obra de Miguel Ángel Burelli Rivas, corresponde al prólogo del libro “El Presidente Cipriano Castro” autoría del ex presidente y general en jefe Eleazar López Contreras. Pero no crea el lector que el prólogo de Burelli Rivas se refiere a Cipriano Castro. Sus palabras son sobre López Contreras, su comportamiento como presidente y su manejo de las situaciones. Las frases entre comillas y en cursiva fueron las palabras de López Contreras cuando en una de sus giras inauguró el nuevo edificio de la Universidad de los Andes.

El escrito data de 1957 con motivo de la publicación de la obra. Próximo a cumplir cincuenta años, aún no pierde actualidad. Su contenido hubiese podido ser de gran utilidad a los que desde esa fecha hasta ahora nos han gobernado. Mentes pequeñitas y ambiciosas que sin pensar en un país que en otras manos pudiese ser, no envidia porque es un instinto bajo sino ejemplo para emular de todo el mundo, lo han convertido en un campo de pasiones irracionales con una población que día a día se degrada bajo la tenebrosa sombra del delito, las drogas, la corrupción y las limosnas, encerrado en el paréntesis de la politiquería ramplona.

Sin más comentarios. El texto trascrito de la obra citada habla por si solo

José Hermoso Sierra
jhermoso@cantv.net

lunes, agosto 07, 2006

Amor y dignidad

Entre Cumarebo y Maicillal, ambos poblados del Estado Falcón hay un lugar denominado La Isla. En diferentes viajes por la zona estuve tentado por detenerme ante una modesta vivienda en la cual exhibían algunas artesanías típicas de la región. Al fin, con un poco de tiempo disponible lo hice. Sencillas cestas realizadas en fibras de mazorcas de maíz y palma de coco eran el grueso de la exhibición. Algunas muñecas de trapo, cajas de madera y una que otra planta completaban el inventario. La atención del negocio estaba en manos de la señora Lourdes de Mundaraín. Extrema fue su amabilidad y decencia. Esa amabilidad rayana en la timidez propia de nuestra gente del campo y la decencia nacida de una educación basada en acendrados principio morales, sin incurrir en nuestro actual materialismo.

Entablé conversación con la señora Lourdes. Ella y su fallecido esposo son oriundos de la región y tras casarse se establecieron en ese lugar. A principios de la década de los años cincuenta fueron visitados por un comerciante que buscaba tejedores para que le fabricaran cestas. Modesto, que así era el nombre del esposo de Lourdes se comprometió a realizar el trabajo. Tras marcharse el comerciante, Lourdes quiso saber como Modesto cumpliría el compromiso. No sabía nada de tejidos. Era solamente un muchacho agricultor, no un muchacho artesano. Sonreiría Modesto y en contraposición a su apelativo aseguraría con orgullo que cumpliría su palabra. Pacientemente destejió y retejió la cesta modelo que su visitante le había dejado. Al fin, triunfante, mostró a Lourdes su logro: una cesta idéntica a la solicitada. No le bastó a Modesto su capacidad para hacer la cesta. Se dedicó con esmero a enseñar el arte a las mujeres de la zona e hizo que tal labor se convirtiese en un modo de vida para muchos de sus vecinos. Modesto murió. Lourdes le sobrevive y cuando habla de él hay emoción en sus palabras. “ Mi marido era un hombre muy inteligente”. Es la frase que expresa su profundo amor e intensa admiración.. . .

He decidido titular “Amor y Dignidad” esta pequeña historia porque aún cuando esos valores deberían ser el denominador común del ser humano, cada día pasan más al olvido. La pareja se une y ante cualquier dificultad se desune. Antes de casarse ya anuncia que si le sale mal, se divorcia. Priva mucho aquel viejo refràn “amor con hambre no dura” y cada día es menor la admiración entre los miembros de la pareja por los logros, superaciones o triunfos, pequeños o grandes que cada uno de ellos obtiene. Son innecesarias las alabanzas. Las palabras son fáciles de decir y bastan “mi marido era un hombre inteligente”. Muchas veces sobran. Difíciles son los hechos y los comportamientos en los cuales nos es difícil verter lo vacío de nuestras frases. Y dignidad; ¿dónde está la dignidad de lo narrado?. No es difícil de encontrar. Lo que ocurre es que ya nos estamos acostumbrando a ser menos dignos. Lourdes vive decentemente. Sin lujos pero repito, decentemente. Su casa limpia y ordenada. Junto a Modesto vivió de su trabajo sin mendigar de sus iguales y mucho menos del gobierno. Solo así un país puede crecer. Con ciudadanos dignos. Con ciudadanos que con sus propias virtudes han logrado lo que tienen. No recibiendo limosnas que le permitan lograr lo que su incompetencia o su molicie han impedido. Sea este un elogio al venezolano que hace gala de su integridad y no se suma a los que pregonan “no me den; pónganme donde hay” y que exigen al gobierno de turno satisfacerle sus caprichosos deseos. Con venezolanos como Modesto y Lourdes Mundaraín se podría llevar adelante cualquier país.

El artículo anterior fue publicado en Noviembre de 1999 en la revista CANDELARIA

José Hermoso Sierra
jhermoso@cantv.nte

La educacion en Venezuela

Hoy escuché como casi siempre a Carolina Jaimes Branger en su programa diario. Entrevistaba al candidato presidencial Roberto Smith, quien entre diversos comentarios se refirió a la educación venezolana, haciendo alusión a los planes educativos desarrollados por el actual gobierno, absteniéndose de criticarlos y dando a entender que se trataba de un plan educativo adecuado en razón a que suplía las carencias originadas en el deficiente sistema educativo venezolano.
Estoy de acuerdo con que se implemente un plan educativo para suplir las deficiencias que en tal sentido tienen los venezolanos pero está muy equivocado el señor Smith cuando da a entender que esto es un problema básicamente estructural. Es probable que su edad no le dejó disfrutar el sistema educativo de los finales de la década de los años cuarenta y toda la de los cincuenta. ¿Y porqué afirmo esto?
Mi educación primaria la inicié en una escuelita de barrio a donde llevaba una pequeña silla, un libro Mantilla y una pizarra portátil (del tamaño de un cuaderno). De allí pasé a estudiar primer grado en la Escuela Municipal Nº 71, situada en la Calle Sonrisa del barrio Los Magallanes para pasar a estudiar, previa aprobación del segundo grado, al tercer grado en la Escuela Federal Ramón Isidro Montes (aún nuestro país era Estados Unidos de Venezuela). Esta era una escuela construida a finales del gomecismo y carecía de ciertas comodidades, aunque cualquier escuela bolivariana actual palidecería de envidia ante ella. Y yo me moría de la rabia por no poder estudiar en las escuelas hechas por Medina y creo que alguna de ellas por los adecos del 45. Eran las denominadas “República” aún sobreviviendo en cada capital de estado con los nombres de los países americanos. Vale la pena ver una escuela de esas. Edificada con sólidos materiales, salones amplísimos, alumbrados con luz natural a través de grandes ventanales y unas excelentes luminarias para el momento en que la luz natural era insuficiente. Techos de tejas sobre placa de concreto o madera y una altura que llegaba en la parte más alta del salón a casi cuatro metros, lo cual daba un ambiente fresco, en contraposición a las escuelitas techo de zinc realizadas a partir de los años sesenta, donde ni siquiera los ventiladores pagados por los representantes -porque el gobierno no los coloca – alivian el infernal calor. Las escuelas contaban con amplias salas sanitarias, canchas deportivas, biblioteca, comedor y cocina, llegando al lujo de tener un inmueble para el empleado que ostentaba el cargo de bedel, donde habitaba con su familia. Alguien que estudió en esos institutos me comento, no se si en son de broma, que había una entrada para las hembras y otra para los varones.
Tras terminar mi primaria pasé a estudiar en el Liceo Fermín Toro. Para ese momento, atendiendo razones políticas, había sido trasladado a lo que había sido el local de la Escuela Normal Miguel Antonio Caro y hoy sede del Museo Jacobo Borges. Como escuela “Normal”, denominada así porque quienes estudiaban para maestros recibían la denominación de “normalistas” contaba con residencia para aquellos alumnos provenientes del interior del país. Esta sección fue eliminada al convertirla en edificación del combativo liceo. La nueva sede contaba con salas de clases superiores a la de cualquier escuela, equipadas con pizarrones inmensos y tarima para los profesores. Una completa biblioteca, auditórium mejor al de cualquier cine, zona deportiva con pista de trote profesional (400 m) canchas de básquet, voleibol y creo que hasta de fútbol. Como corolario un excelente comedor y una cómoda cantina. Ese mismo año (1955) hicimos una huelga y fue cerrado ante la magnitud de la misma, convirtiéndose por un par de meses en “Liceo Provisional Nº 1” y luego en Liceo Militar Gran Mariscal de Ayacucho. Como nunca me gustó ir arreado ni cumplir órdenes sin hacer consideraciones sobre las mismas me fui a lo que consideraban la cenicienta de los liceos: El liceo Luis Razetti, ubicado en el sector la Quebradita de San Martín. Ocupaba la casa familiar del ex presidente Isaías Medina y había sido modificada, haciéndole agregados para adaptarla a su cometido. Fué sido obra de los adecos tras expropiar el inmueble pero con sus carencias y problemas, también haría palidecer a la mejor universidad pública construida por los posteriores gobiernos. El laboratorio de biología contaba con 2 microscopios por alumno. Yo creo que en la actualidad son escasos los liceos que poseen alguno.
Inscribirse en una escuela, liceo o universidad no tenía ninguna dificultad. La ausencia de liceos privados excepto los religiosos da prueba de ello. Solo existían dos universidades privadas; Andrés Bello y Santa María en razón a que obtener cupo en una universidad pública no ofrecía dificultad.
No deseo aburrirlos con la calidad de la educación pero útil o inútil, en Física de quinto año se armaba un receptor de radio. Basta ver hoy los concursos de preguntas, que aún en el de más alto nivel se dejan de contestar preguntas elementales. Cada día la calidad de la educación disminuye. Todo alumno es promovido y de presentar deficiencias, un superficial curso de nivelación le hace pasar al próximo nivel, logrando así mantener una hipócrita estadísticas de “menores estudiando” y evitando, al promoverlos, el congestionamiento de las aulas y la escasez de institutos educacionales.
Entonces, lo expuesto por el señor Smith, apoyando la teoría de los actuales teóricos sobre una cuarta república fallida en educación carece de bases. La cuarta república se inicia en 1830 y fue un fracaso en todo hasta el final de la dictadura de J. V. Gómez, siendo los éxitos atribuibles a los tiranuelos de turno producto básicamente de la casualidad y no del esfuerzo. Aún cuando Guzmán decreta la obligación de la educación gratuita, son escasos los esfuerzos que en torno a ello realiza ya que es solo con el gobierno de Isaías Medina cuando se comienza a crear un verdadero conglomerado de escuelas, continuado por los adecos en su corto período y mantenido en excelentes condiciones por la subsiguiente dictadura. Finalizo aseverando que quienes tienen menos de sesenta años de edad, no aprendieron por carecer de oportunidades sino por no poder o no querer.

José Hermoso Sierra
jhermoso@cantv.net